En la última década los profesores universitarios hemos ido constatando que el nivel de «maduración» de algunos de nuestros alumnos (sobre todo los que llegan a los primeros cursos) es mucho menor que antes. A muchos de ellos les falta motivación, interés, sentido crítico, autocrítica, espíritu de sacrificio, rigurosidad…
Podríamos pasar mucho tiempo hablando de los motivos que les han llevado hasta esta situación, pero no es el ámbito de este artículo. De lo que estoy segura es de que «ellos» (nuestros alumnos) no son los culpables, sino las víctimas.
Por ello, los profesores estamos convencidos de que debemos hacer un sobreesfuerzo por entenderles, ver sus dificultades, ayudarles a ir madurando, hacer cosas que hace años nos hubiéramos «llevado las manos a la cabeza» solo con pensarlo. En definitiva, debemos ayudarles a que vayan aprendiendo a tomar decisiones, a distinguir cuáles son sus responsabilidades, a que ejecuten dichas responsabilidades, a que «engranen» con su titulación, en definitiva, a que se adapten totalmente a la vida universitaria. Y para ello debemos estar muy atentos.
Además de todo lo anterior, la etapa de adaptación del primer curso de las titulaciones técnicas es uno de los momentos más críticos de la etapa universitaria.
El paso desde el Bachillerato supone un cambio muy importante que puede tener, en algunos casos, efectos muy negativos en el desarrollo curricular y personal de los alumnos. Cambia el entorno, las normas, el lenguaje, las exigencias, las relaciones, etc. Incluso puede cambiar el lugar de residencia.
De cómo se resuelva esta etapa, en la que el alumno es el principal protagonista, va a depender en gran parte el éxito o fracaso de su experiencia universitaria.
Por todo ello necesitamos tener mucha información de nuestros alumnos, dedicarles mucho tiempo tanto dentro como fuera de las aulas. Para ello nuestros
alumnos cuentan con todas y cada una de las personas que formamos la Facultad de Ingeniería, pero más estrechamente con sus profesores y sus tutores.
De ninguna manera podemos pensar que la labor tutorial corresponde a etapas anteriores a la universitaria.
Ni que con la labor tutorial en la universidad se sobreprotege al alumno. Lo que se hace es acompañarles en este importante proceso de cambio. De todo esto podemos obtener la siguiente conclusión: el alumno necesita una atención personalizada que cubra dos aspectos:
- el aspecto de integración (durante el primer curso) y orientación (durante todos los cursos), que se desarrolla mediante tutorías personales y grupales,
- el aspecto formativo cubierto por todos los profesores mediante las tutorías académicas de cada asignatura.
Así, desde la Universidad de Deusto, y en particular desde la Facultad de Ingeniería, para cubrir el primer aspecto, ofrecemos un servicio de atención personalizada a cada uno de nuestros alumnos, asignándoles un tutor personal.
Las labores del tutor difieren un poco dependiendo del curso en el que esté el tutorando. El tutor de 1.º realiza una o dos reuniones grupales cada semestre para intercambiar opiniones, detectar posibles fallos o carencias,… Además realiza entrevistas personales
y confidenciales con todos los alumnos, mínimo dos veces por semestre, para valorar su trayectoria, hacer un seguimiento del alumno, prestando especial interés por aquellos alumnos que más maduración les falte, y aconsejarles en cada caso. Además, el tutor
es la persona de referencia del alumno por lo que éste podrá acudir a él siempre que le haga falta.
El tutor del resto de cursos se preocupa de que la marcha del curso vaya bien y de los problemas que sus tutorandos puedan plantearles. Además, el tutor permanece atento y se preocupa de estudiar el caso de cada tutorando y hacerle un seguimiento más estrecho en caso que éste lo requiera (bien sea por un problema personal, por estar en convocatoria alta en alguna asignatura,…). Además, el tutor de 4.º también se encarga de orientar laboralmente a sus tutorandos.
Además, si el tutor detectara que el tutorando necesita ayuda o apoyo psicológico, animará al alumno a acudir a la consulta psicopedagógica de la UD. Este servicio, que viene funcionando desde el año 1996 atendido por profesionales, es totalmente confidencial, voluntario y gratuito, y tiene como objetivo orientar al alumno en los problemas que pueda encontrar en su vida personal y académica, sea en la mejora de su rendimiento académico, o en otros aspectos de su adaptación personal, social y familiar.
Para cubrir el segundo aspecto, el formativo, cada profesor dispone de horas de tutoría para que sus alumnos puedan acudir y resolver todas las cuestiones que sobre la asignatura le hayan surgido. Obviamente en estas tutorías el trato con el profesor es todavía más cercano.
Además, el sistema de evaluación que utilizamos es el de evaluación continua. Atrás queda ya lo de «jugarse» todo en el examen final. Durante el curso, y mediante diversas actividades (entrega de trabajos, actividades, participación en clase, pruebas de evaluación,…) los alumnos pueden conseguir un porcentaje alto de la calificación final. Además, si por algún motivo no han conseguido seguir la asignatura por evaluación continua, pueden recuperarla (todo o parte) en el examen final.
Si bien es cierto que desde que la Facultad existe, el alumno ha sido su centro de atención, la forma de atender al alumno ha ido evolucionando hasta llegar al estado actual. Son muchos los esfuerzos que hemos y estamos realizando para adaptarnos a las nuevas necesidades de los alumnos que van llegando con el paso de los años. Esperamos que con la ayuda de ellos podamos seguir mejorando para ofrecer una docencia y una atención cum laude. Así, en este ambicioso proyecto en el que participamos profesores, tutores y alumnos, acompañados de sus familias, el objetivo es la formación integral de nuestros estudiantes, para formar excelentes profesionales y mejores personas.